viernes, 31 de mayo de 2019

Directo al corazón...Por mis niños y niñas de Guijuelo

Como bien sabéis muchos, este curso que pronto toca a su fin estoy en el CEIP Filiberto Villalobos de Guijuelo. Soy la maestra de Inglés de 5º de Primaria y además tutora de 5ºC, grupo en el que me encargo de las áreas de Educación Artística, la parte de Plástica; Inglés; Lengua; Matemáticas...y otras cuestiones que no son asignaturas pero me parecen mil veces más importantes.

A estas alturas desconozco si voy a poder seguir en el cole el próximo curso, pero he gritado a los cuatro vientos cuáles son mis deseos e ilusiones, lo resumo en una palabra: continuidad. 

Pase lo que pase, hoy escribo esta carta-entrada porque quiero, me apetece, el corazón me lo pide y sé que es el momento idóneo para ello.

Por circunstancias que no vienen a cuento, el miércoles pasado no pude ir al colegio, tenía una jornada de formación en otra provincia. Fue solo un día pero, por extraño que parezca, pocos pueden entender lo mucho que me acordé de mis alumnos a lo largo del día. Tanto es así que se me ocurrió tener algún pequeño gesto con ellos. Aproveché el tren de vuelta para reflexionar qué iba a hacer. La verdad no tardé mucho. El jueves, ya de vuelta a la vida escolar, no lo llamo rutina porque eso suena aburrido, monótono, y en el cole tengo de todo menos monotonía y/o aburrimiento, escribí un mensaje en la pizarra. Lo hice antes de escuchar el timbre, puse, en letras bien hermosas lo siguiente: OS QUIERO MUCHO. Y lo escribo en mayúsculas porque así estaba escrito. Después coloqué junto a la silla de cada niño una gominola con forma de beso, menos en un caso que no encontré nada parecido sin gluten y coloqué un caramelo.

Y esperé a ver sus caritas al entrar. Esa es la mejor parte, solo por eso, vale la pena hacer muchas cosas.

Esto lo cuento solo por contextualizar, y para respetar el orden cronológico. En el mismo día, en los últimos diez minutos, la única parte del jueves que no estoy con ellos, fui a la sala de profesores. De repente Quinti, la directora, se acercó, sonrió y me entregó un papel doblado, para que lo cogiera. Y se fue. Como ya la conozco, no tardé nada en desdoblar el papel. Así, sin anestesia, me encuentro esto:


Imagen propiedad de Raquel Plaza
Me quedé petrificada y estaba muy emocionada. No lloré en ese momento pero sí en mi casa, con calma,  cuando fui asimilando la carta y volví a leerla. La emoción me embargaba, pero lo bueno es que también me da alas.

Sé que la carta va dirigida a la directora, pero voy a "contestar" yo, de alguna manera, a semejante muestra de cariño. Aclarar antes que una excursión reciente, un par de niñas tuvieron la idea de la carta. Y, os soy sincera, intenté quitarles la idea de la cabeza, porque sé de buena tinta que no depende de ella que vuelva o no. Les agradecí la idea, pero les invité a no escribirla.

Dicho todo, allá voy:

Para mis niños y niñas de 5º C:
Queridísimos todos vosotros, con vuestros nombres y apellidos. 

Os dedico esta entrada porque me parece que es el mejor lugar, mi pequeño altavoz de lo que siento, lo que hago, lo que pienso y lo que soy, para hacérosla llegar.

Millones de gracias por la carta. Es un gesto precioso y ha llegado en el momento justo, ni pronto ni tarde. Ha sido una sorpresa tremenda. Ojalá se cumpla lo que en ella ponéis, porque es algo que compartimos: quiero seguir con vosotros, no hay vuelta de hoja. Y tal cual lo habéis puesto, en ese orden de prioridad. Sabed que voy a plastificarla ya mismo. 

Os habéis salido con la vuestra, no me enteré el martes de la que estabais preparando. Veo, una vez más, que os va la marcha je je. Qué listos sois. Si ayer no me lo contáis, yo en Babia. Ilusa de mí, creía que habíais aprovechado mi ausencia del miércoles para hacer la carta, pero no.

Además escribo todo esto, porque este curso he hecho cosas que nunca antes, en los once años, un mes y quince días que llevo trabajando oficialmente de maestra, había llevado a cabo. De hecho muchas de ellas ni se me habían pasado por la imaginación. Y me encanta que haya sido así, y que hayáis sido vosotros (y vuestras familias), las que hayáis provocado tanta novedad. Me habéis hecho crecer como maestra y como persona. Habéis logrado que recupere parte de la ilusión que me arrebataron algunas personas el curso anterior. Solo por esta razón, os he de estar eternamente agradecida. 

Y lo más sorprendente, me parece que jamás he vivido la docencia con la ilusión y pasión actuales. Sí, pasión, porque soy maestra y me apasiona lo que hago y ojalá logre mantener esos ingredientes mucho tiempo. E ilusión por todo, hasta los detallitos más "insignificantes": una sonrisa, una mirada, una gracia, un abrazo, una caricia, un beso...

Gracias por recordarme la importancia del humor en el aula, cuánto necesitamos usarlo en clase los docentes; de poder mostrar las emociones sin filtros, toque llorar o reír; y de ser como somos, sin maquillaje, de conocernos de verdad. Y también de mil cositas que seguramente ahora me habré dejado en el tintero.

Además me habéis hecho comprender circunstancias con las que antes no había tenido que lidiar, y muchas no han sido fáciles, ni de asimilar ni tampoco de enfrentarme a ellas ni afrontarlas. O quizá sí las había visto (algunas), pero no me habían tocado tan de cerca. 

No sé qué tendrá Guijuelo, pero igual que dice la canción sobre Sevilla, Guijuelo tiene un color especial. Y eso es porque no sé bien qué, pero tenéis "algo", un algo que os distingue, y me hace quereros lo que no está escrito. Es complicado encontrar las palabras adecuadas para describir este huracán de emociones, el torbellino de cariño que me demostráis a diario, cuando queréis y como queréis. Y en eso también ha habido una evolución. Me ha llevado mucho tiempo, bastante más que otras veces, amoldarme a vosotros. Y llegar a vosotros, y a vuestras mamás y papás, no me ha resultado sencillo, para qué decir lo contrario. Sé que no se puede caer bien a todo el mundo, aunque nunca lo he pretendido.

Porque creo que os lo debo, da igual si lo repito, perdonad las veces que haya metido la pata. Me gustaría pensar que he tenido más aciertos que errores. No obstante soy muy autocrítica y, en verano, como siempre hago, haré balance, de qué he podido hacer bien, dónde he metido la pata, qué se puede mejorar y cómo, qué puedo mantener...Y nadie es más duro conmigo que yo misma, al menos en lo que hago. Por eso espero al verano, a enfriar un poquito todas estas emociones.

Quiero pensar que nos quedan muchos momentos por compartir juntos. Ojalá el año que viene sigamos caminando de la mano. Sea sí o no, recordad lo muchísimo que os quiero, a veces el cariño tiende a infinito.

Con mucho cariño. Gracias. Y...¡OS QUIERO!

Abrazos de ida y vuelta:
Raquel

PD: Cambiando de tema, por favor haced los deberes y estudiad, nos quedan un par de cuestas bastante empinadas que subir y...¡Vacaciones" Ojo, lo más importante es que además de eso, hay que acordarse de jugar, pasar tiempo en familia, descansar, divertirse con los amigos, emocionarse...En definitiva, VIVIR.

PD2: Esta es más bien para los adultos, papás, mamás o quien quiera verlo. He dado con una joya, a la que solo conocía de oídas y de refilón. Es un maestro como la copa de un pino. De esos docentes con los que te encantaría coincidir, aunque fuera en Alaska. De los que saben cómo llegar a las fibras y acariciar el alma. Se llama Juan Carlos López Rodríguez. Comparto un regalazo, una charla suya de TEDx, se llama "Porque en la educación, sí pasa nada." Le tomo prestada la idea de "pedagogía del cariño." Y también lucho por una escuela más cálida, una escuela capaz de emocionarse y emocionar.



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