jueves, 18 de abril de 2019

Crónica de unas vacaciones esperadas: escapada, aniversario y reencuentros

Seis días con sus seis noches, sus seis mañanas. Ese es el tiempo que ha pasado ya de mis vacaciones. Como llevaba mucho deseando que llegaran, casi tengo que frotarme los ojos o pellizcarme, para comprobar que son reales, que no estoy soñando. 

De momento las inauguré haciendo un viaje a tierras leonesas. Me ha encantado volver a pisar León capital y Astorga. Pasear por sus calles muchos años después y conocer algunos sitios con mayúscula, de los que antes solo había visto la fachada. Cuando el 20 de julio de 2009 supe los resultados de la fase de oposición de Maestros de Lengua Extranjera (Inglés), me prometí a mí misma regresar a León...Y han pasado cerca de 10 años.


Catedral de León
Fue emocionante regresar al mismo hotel en el que me quedé para las Oposiciones; acercarme al edificio en el que me examiné; visualizar el camino que recorrí descalza, por el intenso dolor de un espolón, después de haber terminado la lectura del examen y la defensa de mi Programación Didáctica...¡Cuántos recuerdos! 

Desde luego no pienso tardar otros casi 10 años en visitar León nuevamente. También León provocó que pudiera ver a Rubén, uno de mis amigos desde CAV (Comunicación Audiovisual) ¡Vaya alegría!

U
n síntoma inequívoco cuando estoy de vacaciones, hizo ya acto de presencia, ya no sé en qué día vivo. Se me ha pasado por completo la fecha que marca el calendario. El 16 de abril, antes de ayer, fue mi aniversario como maestra...¡Y ni cuenta que me di! Cumplí 11 añitos trabajando oficialmente, por entonces de docente interina en la Comunidad de Madrid. Jamás olvidaré el CEIP Leonardo Da Vinci de Parque Coimbra, Móstoles, mi primer destino. Por entonces me pareció el cole más bonito del mundo, tan nuevo, decorado, luminoso, colorido...Muchos pensaréis que eso lo pensaba porque era mi primer cole. Resulta que hoy, 11 años después, ninguno lo ha desbancado, el Da Vinci tenía un brillo especial. Ese pilar en el "hall" del cole, disfrazado como un maravilloso árbol, era su mejor carta de presentación. Cuando lo vi tuve la sensación de estar colándome en un cuento de hadas,  príncipes, dragones, castillos...Había algo de mágico en él.


Palacio de Gaudí (Astorga)
Actualmente sigue la magia, y se me dibuja una sonrisa en la cara mientras lo escribo. Me he encontrado con algunos orcos, algún que otro troll, muchísimos duendecillos, algunas hadas madrinas y magos, castillos, murallas, caminos llenos de maleza (como esos en medio del bosque, en los que por la noche aparecía una misteriosa niebla, ruidos aterradores y ojos rojos brillando en medio de la oscuridad) y otros despejados, con las baldosas bien colocaditas y en los que asoma un arco iris en el horizonte y se escuchan pajaritos cantando. Desde luego mi trayectoria no ha sido, hasta ahora, un cuento de hadas, pero gracias a ella ahora soy tremendamente feliz. He intentado aprender de las piedras en el camino, y sé que soy como soy en parte por ellas, así que hasta a los momentos duros hay que estarle agradecida.

Estoy en esa parte del cuento en la que siento curiosidad (y algo de miedo) por saber cómo continúa la historia, pero no me agobia ni me quita el sueño (de momento). Soy feliz con los que tengo, con los reencuentros guijuelenses y mi alumnado de este curso. Con ellos y con esas familias que suman, aportan, respetan, colaboran, opinan, "miman", agradecen, ayudan, empatizan, escuchan. Y me dicen, en persona o por otros medios, palabras que me pellizcan el corazón y me hacen llorar de alegría. Al fin y al cabo, estoy con lo más importante para ellos: sus hijos. Y a la vez son lo que a mí más me importa, con enorme diferencia, de mi labor docente: mis alumnos. Algunos (más bien pocos) todavía no alcanzan a ver lo fuerte que es el nexo que nos une, y la necesidad imperiosa de remar juntos, no es ningún capricho.

Por eso, a pesar de la falta que me hacía desconectar de la rutina escolar, me acuerdo de ellos, pienso en qué estarán haciendo o cómo se encuentran, incluso recibo noticias de ellos o se las mando. Y no está reñido con estar más feliz que una perdiz por no tener que madrugar, ni corregir, ni preparar exámenes, ni nada de nada. Todos necesitamos hacer un alto en el camino y coger impulso. La tercera evaluación es tan breve que, cuando queramos darnos cuenta, nos estaremos deseando feliz verano. Aunque para eso todavía queda un poquito, será mejor seguir exprimiendo estos días libres.

Y ahora que dispongo de menos tiempo ocupado, leo con calma un artículo de Luis Aretio, psicólogo infantil al que no conozco en persona pero, siento como si lo conociera. Le sigo la pista en Facebook y el 13 de abril publicó "Que no son gigantes, niños, sino docentes."  En este artículo, os recomiendo leerlo por cierto, compara el mundo de Don Quijote con el universo docente. Cuánta razón Luis. Es asombrosa la cantidad de tonterías que nos toca soportar a veces, de tareas tediosas sin sentido, de zancadillas, de falsedades...La vida da que las batallas que libramos aunque no siempre sean sinónimo de victoria, nos ofrecen algún tipo de recompensa. Y esos tesoros son, entre otros, el amor, el cariño, la gratitud, la confianza, la comprensión, la cooperación, el compañerismo, la semilla de la amistad...Si no fuera por estos preciados tesoros, más de uno pondría la bandera blanca y tiraría la toalla. Bendita profesión, benditos niños/as, benditos maestros y todos los que nos allanan el camino en vez de poner trabas. 

En medio de tantas reflexiones vacacionales, los días libres me están brindando muchos reencuentros, empezaron en León, pero esto está siendo un no parar. Me hacía falta, era una necesidad imperiosa. Un café, una cena, un algo compartido, unas risas, abrazos, besos, confidencias, ponernos al día, hablar de todo y de nada al mismo tiempo. Charlar sin prisa. Responder a mensajes en condiciones, preguntar qué tal va todo y tener momentos de sobra para mantener una conversación...Somos lo que somos por las personas con las que nos comunicamos, con las que compartimos nuestros miedos, alegrías, inquietudes, ilusiones, problemas...Con esas con las que somos tal cual, sin cortapisas, sin límites, sin versiones reducidas.

A todos los que leáis esto, varios mensajes. Si sois docentes, seguid inmersos en las vacaciones, luego vendrán días más largos. Si sois mamás y/o papás de alumnos, disfrutad todo lo que podáis de la compañía de vuestros peques. Si sois niños/as: no dejéis de jugar, de estar con vuestras familias y amigos, de saltar en los charcos y echar una manita en casa. Cada uno sabe de cuánto tiempo dispone y cómo prefiere gastarlo. Nos vemos no en las aulas, sino en cualquier parte. 


¡Disfrutad de la Semana Santa!

2 comentarios:

  1. Genial! Cómo Cómo siempre! Me ha encantado veros y disfrutar de un café tranquilo sin tener que estar con mil ojos! Disfruta! Bss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Holaaaaaaaaaaa ANAÍ! Muchas GRACIAS.
      Sí, viene bien de cuando en cuando. Hasta pronto. Muchos besos

      Eliminar