viernes, 2 de noviembre de 2018

2 de noviembre: un canto a la vida

A algunos les resultará extraño que hoy, Día de los Fieles Difuntos para los cristianos, hable de vida en el título de esta entrada. La "culpa" la tiene un amigo y compañero docente, Javier Hernández, que hoy me ha dado la inspiración para darle forma a lo que tengo en mi cabeza y en mi corazón. Gracias por tu humanidad y por la inteligencia emocional que derrochas por todos tus poros.

Todo ha venido a raíz de compartir en mi estado de WhatsApp esta imagen de una gran ilustradora y diseñadora, Anabel Lee.


No sé si hay algo más allá. Pero sí siento que los que nos han dejado siguen viviendo de alguna manera, no me resulta fácil explicarlo. O mejor dicho sí, explicarlo es sencillo, lo difícil puede resultar que los demás lo entendáis. Para mí viven en sus familiares, en sonrisas, miradas, gestos...que de repente te transportan a alguien que ya falleció y devuelven a esa persona a la vida. Y también todos los demás, los que tuvimos la suerte de ser familia, amigos, compañeros...Los que en definitiva, de la forma que fuera, formamos parte de su vida o ellos de la nuestra; en realidad da igual el orden, aquí se cumple la propiedad conmutativa, el resultado no varía. 

Por eso, también yo estoy en contra de la "tristeza paralizante", qué gran combinación de palabras. Y me apunto a recordar todo lo bueno vivido con los que ya nos dejaron, que no es poco. Y opto por quedarme con las risas, las miradas cómplices, las celebraciones, los abrazos, los tés del Bécquer con esas faldillas míticas, esas conversaciones casi infinitas en las que se hablaba de todo sin censura, los detalles...Y entonces se me escapa una sonrisa, tímida pero sincera al mismo tiempo. 

Afortunadamente hay personas que son capaces de seguir sumando cosas muy positivas a mi vida, aunque ya no estén vivas (literalmente). ¿Extraño, no? 

Y rescato una tarjeta navideña de mi gran ausente con mayúsculas, que escribió esta cita de Abraham Lincoln: "Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años." Qué razón tenías.

De ahí que en esta ocasión os invite a rememorar todos los buenos momentos vividos con los que os dejaron y, si tenéis fuerzas, volver a sonreír gracias a ellos. Sé que algunas de las personas de mi círculo cercano no están pasándolo nada bien, debido a esas ausencias. Entiendo que cada uno de nosotros tenemos gente sin la cual jamás nos hemos hecho la idea a vivir. Mucho ánimo, cada uno ha de pasar el duelo y le dura lo que haga falta, porque no todos tardamos lo mismo en reponernos de una caída. Supongo que algunas heridas no se cierran nunca, o tardan tanto que parece una eternidad. No obstante, no perdáis de vista la vida, que es preciosa (con todos sus ingredientes) y seguid caminando, que la tristeza no os paralice. 

Si os apetece (solo si os apetece), mirad fotos, leed cartas, repasad emails, visitad algún lugar especial...En definitiva, si queréis, haced un repaso mental de buenos recuerdos, el tiempo que os haga falta. Intentad refrescar lo bonito que os aportaron aquellos que actualmente ya no están, tal vez os ayude a disfrutar del presente un poquito más. Y hablad de ellos, ¿por qué no? Creo que si no hablamos de esas personas que murieron, las estaríamos olvidando, y morirían nuevamente. Desde luego en mi caso, no pienso dejar que eso suceda. 

Sin embargo mi empatía no es infinita y a veces puede no estar acertada. Me cuesta mucho intentar ponerme en la piel de determinadas personas, porque el mero hecho de intentarlo, hace que suponga un dolor inmenso y muy intenso por el que deben estar pasando; admiro la fortaleza de muchos, que para mí son héroes/heroínas anónimos/as. Gracias por las lecciones de vida que me ofrecéis y por hacerme partícipe, sin necesidad de lágrimas o con ellas, de vuestro dolor, pero también del ejemplo que sois.

Si en algo os puedo ayudar, a los que tenemos ausentes compartidos, o ausentes personales, sabéis que ayer, hoy y siempre, podéis contar conmigo. Las penas, compartidas, sí son menos penas. Pero es que además, las alegrías, sientiéndonos acompañados, resulta que aumentan. Por eso, la canción que he elegido esta vez es Qué bello es vivir, una versión a dúo de su autor, El Kanka, con Manuel Medrano.


Viva la gente y...¡Viva la vida!

4 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo y convencido de que recordar a nuestros seres queridos tiene que darnos energías para hacer más felices a los que tenemos cerca. Muchas gracias por tus cariñosas palabras y por estas reflexiones llenas de sentimiento y ganas de vivir.

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    1. Claro que sí Javier. Y también para cuidar más a la gente cercana.
      ¡De nada! GRACIAS, con personas como tú en mi entorno es difícil no tener esas ganas.

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  2. Respuestas
    1. ¡GRACIASSSSSSSSSSSSSS MAYTE! Muchos besos y abrazos. Hasta pronto (espero)

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