A ti, que estás leyendo esta entrada del blog, quiero hacerte una invitación, sugerencia o llámalo como quieras.
Te invito a decirle algo bonito a las personas que quieres. Te invito a marcar el número de esa persona (o personas) de las que hace mucho que no sabes y realmente te apetece saber cómo se encuentra, aunque no sepas cómo dar el paso de pulsar la tecla de llamada. Te invito a sentarte un ratito en el sofá con tus seres queridos, da igual la edad. Te invito a regalarles mimos a los tuyos, a repartir sonrisas y abrazos apretados. A ser el que da palabras de aliento cuando prácticamente todo el mundo ha tirado la toalla. Te animo a ver un volcán en erupción y quedarse a ver los estragos que ha causado, para echar una mano en la reconstrucción, y es que no todo el mundo sabe cómo unir las piezas rotas tras una catástrofe.
Quiero invitarte a compartir el tiempo con los que amas y a encontrar huecos aunque la agenda esté apretada. También me gustaría invitarte a mirar a los ojos de aquellos por los que te preocupas, a intentar leer entre líneas y descifrar lo que en realidad quieren decirte, aunque no sepan cómo. Te invito a hablar con los que te quitan el sueño cuando tienen un problema, porque le das vueltas hasta que piensas en qué puedes hacer para ayudar a esa persona o aliviar la carga que llevan. Y puestos a pedir, me encantaría invitarte a ser el hombro en el que otros puedan apoyarse, llorar o lo que haga falta.
Además te invito a abrir los ojos de par en par y cuidar los detalles; a no dejarte arrastrar por la multitud; a sentir que lo que haces de verdad vale la pena; a esforzarte en lo que tengas entre manos, da igual a lo que te dediques...Y en último lugar, me aplico las mismas invitaciones que a vosotros os hago, porque de qué sirven los "consejos" si uno mismo no es capaz de seguirlos. Por eso no quiero extenderme más en este escrito, e intentaré poner en práctica lo escrito.
Y quizás, solamente quizás, de eso debería tratar nuestro día a día, de allanar el camino a los que nos rodean, de tender puentes y no dar con las puertas en las narices, de empezar la jornada sonriendo y terminarla de la misma manera. Y por qué no, de demostrarle a los que queremos ni más ni menos que eso, lo que sentimos.
El caso es que yo te invito pero...¿Te apuntas?
BIENVENIDOS a este blog. En él me gustaría unir varias ideas, la principal, que para que exista una buena EDUCACIÓN, uno de los ingredientes principales ha de ser la EDUCACIÓN EMOCIONAL. Y una de las herramientas de esa educación es, la que denomino la "palabra mágica", EMPATÍA. Espero que seas docente, madre, padre, alumno, o simplemente hayas entrado a "dar una vuelta", pueda resultarte útil y/o interesante su contenido. Queda mucho por APRENDER, pero claro está, con EMOCIÓN.
Acepto la invitación...¡Qué poco nos damos cuenta de lo que ayudan esos breves momentos! Un abrazo, querida.
ResponderEliminarPues sí Gely. Recibo el abrazo y ya os podéis preparar...¡Tengo tantas ganas de veros! Pero es que vaya primera evaluación tan intensa. Sí, no valoramos como deberíamos esos instantes, con lo bonitos que son. Otro abrazo fuerte y amplio para ti.
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