miércoles, 28 de noviembre de 2018

INVITACIÓN

A ti, que estás leyendo esta entrada del blog, quiero hacerte una invitación, sugerencia o llámalo como quieras.

Te invito a decirle algo bonito a las personas que quieres. Te invito a marcar el número de esa persona (o personas) de las que hace mucho que no sabes y realmente te apetece saber cómo se encuentra, aunque no sepas cómo dar el paso de pulsar la tecla de llamada. Te invito a sentarte un ratito en el sofá con tus seres queridos, da igual la edad. Te invito a regalarles mimos a los tuyos, a repartir sonrisas y abrazos apretados. A ser el que da palabras de aliento cuando prácticamente todo el mundo ha tirado la toalla. Te animo a ver un volcán en erupción y quedarse a ver los estragos que ha causado, para echar una mano en la reconstrucción, y es que no todo el mundo sabe cómo unir las piezas rotas tras una catástrofe.

Quiero invitarte a compartir el tiempo con los que amas y a encontrar huecos aunque la agenda esté apretada. También me gustaría invitarte a mirar a los ojos de aquellos por los que te preocupas, a intentar leer entre líneas y descifrar lo que en realidad quieren decirte, aunque no sepan cómo. Te invito a hablar con los que te quitan el sueño cuando tienen un problema, porque le das vueltas hasta que piensas en qué puedes hacer para ayudar a esa persona o aliviar la carga que llevan. Y puestos a pedir, me encantaría invitarte a ser el hombro en el que otros puedan apoyarse, llorar o lo que haga falta.

Además te invito a abrir los ojos de par en par y cuidar los detalles; a no dejarte arrastrar por la multitud; a sentir que lo que haces de verdad vale la pena; a esforzarte en lo que tengas entre manos, da igual a lo que te dediques...Y en último lugar, me aplico las mismas invitaciones que a vosotros os hago, porque de qué sirven los "consejos" si uno mismo no es capaz de seguirlos. Por eso no quiero extenderme más en este escrito, e intentaré poner en práctica lo escrito.

Y quizás, solamente quizás, de eso debería tratar nuestro día a día, de allanar el camino a los que nos rodean, de tender puentes y no dar con las puertas en las narices, de empezar la jornada sonriendo y terminarla de la misma manera. Y por qué no, de demostrarle a los que queremos ni más ni menos que eso, lo que sentimos.

El caso es que yo te invito pero...¿Te apuntas?

2 comentarios:

  1. Acepto la invitación...¡Qué poco nos damos cuenta de lo que ayudan esos breves momentos! Un abrazo, querida.

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    1. Pues sí Gely. Recibo el abrazo y ya os podéis preparar...¡Tengo tantas ganas de veros! Pero es que vaya primera evaluación tan intensa. Sí, no valoramos como deberíamos esos instantes, con lo bonitos que son. Otro abrazo fuerte y amplio para ti.

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