viernes, 30 de noviembre de 2018

Pinceladas de emoción (6)

Al fin esta mañana acabé de contarles El monstruo de colores, versión pop-up en mano. Recordé brevemente el punto en el que acabamos la semana anterior, me parece que está bien enlazar unas sesiones con otras. Y como nos pilló el timbre en el miedo, desde ese punto, que dejamos a medias, hemos arrancado en esta ocasión.

Les hablé de los diferentes tipos de miedos, unos más controlables que otros, Y que el mismo miedo no es igual en dos personas distintas. Además mencioné que a veces nosotros, sin ayuda externa, somos capaces de superar algunos de nuestros miedos; otras, sin embargo, recurrimos a ayuda de otras personas, como puede ser un psicólogo. Y alguien mencionó un miedo que tenía antes y que había logrado superar.

De ahí pasamos página, literal, y apareció la calma. Comentamos qué hacemos cuando queremos sentirnos calmados, relajados, desde estar sentado en el sofá viendo una peli y comiendo palomitas, hasta dibujar, cocinar,  un baño en el jacuzzi, contemplar el mar, darle patadas a un balón contra una pared...Y les pedí que pensaran qué pueden hacer para relajarse cuando están alterados, por la razón que sea. A lo mejor lo que a alguien le relaja a otro le pone nervioso, o viceversa. Hablamos de la calma que se siente cuando se ha pasado una situación que nos pone nerviosos, y esa sensación de paz que nos invade al esfumarse la causa de nuestro nerviosismo, les puse de ejemplo los exámenes que habían tenido seguidos. Y un niño pronunció la palabra "vacaciones" y a mí se me dibujó una amplia sonrisa. Es verdad que me encanta lo que hago, que quiero una barbaridad a mis alumnos (bueno, para mí "mis niños" o polluelos como los llamo este año je je), pero volcarse tanto hace que pague un precio alto, y estoy agotada, exhausta. Las vacaciones nos vendrán a todos de maravilla, seguro.

Después de la calma nos encontramos a nuestro monstruo de colores con frascos etiquetados, porque había logrado poner en orden sus emociones. Y no siempre las emociones aparecen así, tan aisladas, es muy común que si, repitiendo el ejemplo de esta mañana, he vivido una situación muy triste, pueda sentir rabia asociada a esa tristeza...No es tan fácil separarlas, pero estoy intentando que aprendan a reconocerlas, a que no se encuentren perdidos sin saber qué es lo que les pasa. Pero no son las tablas de multiplicar, no se trata de decir algo y que lo hagan al pie de la letra. Más bien trato de darles pistas para que se conozcan mejor a ellos mismos, se entiendan mejor y se quieran más...Ya, poco a poco, piano piano.

Y aunque muchos daban por finiquitado el libro, faltaba el monstruo de colores rosa, con corazoncitos que asomaban por todos lados. ¿Hacen falta pistas? No, ¿verdad? AMOR, así, con mayúsculas, aunque creo que esa palabra nunca debería ir en minúsculas.



Adjunto la DEFINICIÓN DE AMOR de la RAE.

En clase no me habría dado tiempo a leerla. Y sin nada más, me lancé a preguntarlas que a quién se puede amar. Ilusa de mí, un niño dijo: a la familia. Pues sí señor, dio en el clavo a la primera. Otros iban directos al amor de pareja. Les explicaba que uno de mis profesores (del BUP de entonces, la ESO de ahora) decía que a los padres se les ama, que quererlos es poco.  Y noté lo pensativos que se quedaron unos cuantos. Me habría gustado hablar más del amor, pero el reloj corría en nuestra contra.

Les adelanté que la próxima pincelada de emoción será el 14 de diciembre, porque el 7 estamos de puente. Y en ella vamos a ver qué tal se nos da trabajar las emociones a través de la música.

De momento, ahora sí, el blog queda pausado durante el fin de semana, para tomarme ese respiro que tanto necesito.

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