martes, 7 de diciembre de 2021

EMOLECTURAS 10 y puente

Combino la información de la décima de las "Emolecturas" con el puente. Al fin y al cabo, están relacionadas. A veces dudo, tengo muchos libros candidatos a ser compartidos en este espacio, elegir no es una tarea sencilla. Pero aunque ya había ojeado y hojeado este libro, no me había sentado a leerlo con calma. Con esa tranquilidad de leer sabiendo que no hay prisa por cerrar el libro porque toque hacer otra cosa. Esa es una de las muchas cosas buenas de los puentes. Ya sabéis que para mí entre las primeras ventajas sigue estando no poner el despertador. Si suena es por un buen motivo, para ir a alguna parte de escapada, excursión...pero no para ir al trabajo.

He pasado varios momentos con "Recordar contraseña" en estos días. Creo que sus textos pueden ser apropiados para alumnado de Secundaria, de 2º de la ESO en adelante. No los tratéis como niños pequeños, no lo son; tampoco como adultos, todavía no lo son. Están en una edad complicada, y debemos armarnos de paciencia con ellos. Es una época dura. No soy objetiva con Defreds, me gusta mucho la manera que tiene de contar historias. Me llama mucho la atención, quizás por su claridad al escribir. Veo mucha profundidad en algunos de sus textos, aparentemente sencillos. Me encanta identificarme en muchos de ellos, hacerlos míos, o acompañarlos en mi mente de caras conocidas, porque pienso en ellos al leerlos. Y eso es precioso, que las palabras que dan forma a historias, reales o imaginarias, pero se me antojan próximas, me lleven a mi gente, a su historia, a la mía propia.
Comparto con vosotros algunos ejemplos de este libro.









Además de lo mencionado antes, me parece que el hecho de ser un libro de poca extensión, puede resultar un plus de cara a recomendárselos al alumnado. Al menos que le den una oportunidad. Y si no les gusta, no tienen por qué seguir con él. Sería bueno implicar al alumnado en la selección de libros que luego van a tener que leer, al menos en parte. Creo que sería más fácil hacer así que se enganchen a la lectura.

Este libro lleva poco en mi estantería, es uno de los dos que me faltaba para tener todos los escritos por Defreds. Aproveché para comprarlo en la Feria del Libro de Madrid del pasado mes de septiembre. Si bien la rebaja del 10% se nota más en libros más caros, puse lo de aproveché porque tuve la oportunidad de traerme ese y el otro que me faltaba, firmados por el autor.

Tanto me está gustando que hasta he usado uno de sus microcuentos en una de las tarjetas de Navidad. No doy por acabada la OTN (Operación Tarjetas de Navidad) 2021...pero casi. Dos días me han dado las tres y las cuatro de la madrugada con las tarjetas. Y qué gusto. A lo mejor los que las reciban no lo ven, o sí, pero disfruto muchísimo haciéndolas, sean como sean. Una vez elaboradas toca recopilar direcciones. Reconozco que soy un desastre en mayúsculas para eso. Hace un año me hice la firme promesa de apuntarlas en un cuaderno monísimo que compré para tal fin. No he escrito ni una sola letra en él...Sin palabras. Así que perdonadme si por enésima vez os pregunto la dirección. En la foto de abajo están casi todas de la última hornada. Algunas estaban secándose y se me ha pasado fotografiarlas. Me gusta hacerles fotos porque al enviarlas las "pierdo", y así al menos voy guardando un archivo con las que hago cada año.

Me quedan la mitad aproximadamente por escribir. Esta tarde hice mi primera visita a Correos. Resulta que con la COVID está muy reducido el aforo dentro del establecimiento. Fuera me he topado con una cola monumental. He cogido número y he esperado estoicamente en la calle, acompañada de mi tos perruna, y del paraguas. Lo cogí "por si acaso", y a los dos minutos de estar en la puerta de Correos ha empezado a llover. En un momento de tregua ha llegado a coger número una mujer, portando una gineta disecada. Le ha tocado entrar a la vez que a mí. Al salir seguía lloviendo. No sé cómo habrá llegado a casa la gineta. Me impresionan bastante los animales disecados. La única excepción son las mariposas y las libélulas, pero con el resto me cuestan, no sé explicarlo, me inquietan, no me gusta lo que me transmiten. Aunque para gusto los colores, por supuesto.

Cuando me ha tocado a mí, estando en el puesto de al lado la mujer con la gineta, me he dado cuenta de mi olvido. Pongamos que llevaba X tarjetas de Navidad para enviar. Pues bien, en casa las repartí en dos carpetas plastificadas, tipo sobre, y me he dejado una encima de la cama. Resultado, solo he podido enviar X:2 de las tarjetas que ya tenía escritas y metiditas en sobres. Podía haber vuelto a casa, cogerlas y echarlas antes de que cerraran. Lo que pasa es que la cola no disminuía gran cosa. A medida que atendían a gente dentro llegaban fuera más clientes. Me he imaginado otra media hora bajo la lluvia, en la calle y tosiendo y no, el jueves será otro día. No lo diré muy alto pero si mis cálculos no fallan el 10 de diciembre, como muy tarde, habré enviado todas (algunas las daré en mano). Tocaremos madera.
 
Adoro la decoración navideña. He disfrutado mucho colocando el árbol en casa. Sigue siendo una tarea sagrada que hacemos a medias mi hermano y yo. Desde que el año pasado me lancé a comprar un árbol con nieve y piñas, tardamos menos porque no ponemos ni un solo espumillón o cinta. No somos de coordinar colores de adornos ni mucho menos. Pero es nuestro árbol, y gracias a sus adornos podemos hacer un viaje a lo largo de los años, y eso le suma encanto. Por ejemplo con adornos de la Librería "La Religiosa", una histórica de los soportales de la Plaza Mayor. U otros más recientes, como uno que compré en el Accesorize  (ya no está) de la Estación de Chamartín hace un par de navidades. Tiene bordado "Christmas 2019". Me gusta porque fue un año muy especial, y así lo recuerdo. Y como bien dice Defreds nuestra vida, en parte, son recuerdos, algunos bonitos, otros no tanto, pero está plagada de ellos. O una angelita de cerámica de una tienda pequeñita junto a la Plaza Mayor de Madrid. Cada adorno tiene su historia. No recuerdo la de todos pero sí puedo situar la de bastantes. Lo siguiente es el belén, pero eso ya de cara al próximo fin de semana.

Defreds dice que nos pasamos la vida recordando,  y creo que tiene razón. Aunque no solo la vida es recordar, también es disfrutar del presente y mirar con una ilusión tremenda al futuro. A mí me pasa que a medida que voy cumpliendo años, supongo que por cuestión de espacio en mi memoria, cada vez tengo más memoria selectiva. Y elige cuidadosamente qué recuerdos permanecen y cuáles se esfuman. Afortunadamente, los recuerdos agradables ocupan un espacio mucho más amplio. Ojalá siga siendo así. Los malos se van "borrando", algunos tardan poco, otros mucho y otros se me resisten, pero mientras no me roben energía, ni tan mal.

A lo mejor la vida también es eso, dejar recuerdos bonitos en la vida de otros. No es fácil. Gracias infinitas a los que formáis partes de mis recuerdos hermosos, porque son muchos y de muchos tipos. Se os quiere. Os quiero.

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