Aunque hay momentos en el que el tiempo pasa lentamente, o mejor dicho, tengo la sensación de notar cómo se detiene, el calendario no engaña. El 13 de marzo fue el último día que pisé el cole de Béjar y tuvimos clase "normal", aunque ya con la insistencia mayor en cuestiones de higiene como el lavado continuo y profundo de manos y cómo taparse la boca al toser o estornudar.
Y me da mucha pena, porque me estoy perdiendo ver crecer a mis alumnos, sus preguntas que a veces me descolocaban; pero también su espontaneidad, alegría, energía, impaciencia, tristeza, cariño...Incluso sus mosqueos que, a veces, para los adultos, no tenían explicación ni alcanzábamos a comprender bien. Esa falta de trato diario con ellos, ese tú a tú, es espantosa, es lo más bonito de esta profesión. Por supuesto también echo mucho de menos a mis compañeros, sus qué tal estás, pasa buena tarde, las risas compartidas...Por supuesto que con unos y otros sigo en contacto de manera digital, pero no hay color, nada que ver. Con las familias este año es distinto, al no ser tutora el contacto con ellas es menor y menos profundo, pero es lo que me ha tocado este curso. Tengo muchos cursos por delante para volver a estar al timón de una tutoría, todo llegará.
Como dije hace ya unas cuantas líneas, siento a ratos el tiempo parado, y otros muchos vuela. Soy consciente del día en el que vivo cuando preparo las actividades para mis niños y niñas, escucho el Telediario y lo dicen (intento verlo poco y escucharlo todavía menos), porque se ha convertido en "Teledesgracias," o casi al final del día. en el momento de grabar el audio que envío a la gente que a mí me apetece.
Entre medias de este paréntesis que me había tomado de publicar en el blog, se me ha pasado una fecha que siempre celebraba. No es que este año haya sido menos importante, sino que se me olvidó por completo. Me acordé hace nada hablando con una amiga. Empecé a trabajar como maestra interina un 18 de abril de 2008, en el CEIP "Leonardo Da Vinci" de Parque Coimbra, Móstoles (Madrid). Así que ya llevo doce años dedicada, de manera oficial, a "la profesión más bonita del mundo." Y si bien con el panorama actual no es que sea momento de celebraciones, este año, precisamente por la que está cayendo, me siento más afortunada si cabe, primero de tener trabajo estable; y en segundo lugar, de poder dedicarme a lo que me apasiona, la educación.
Hoy es 23 de abril, cumpleaños de mi amiga, maestra y vecinita Marisa, ¡felicidades, bonita! Lo de bonita es que ella lo usa bastante, y nos encanta, es muy suyo. Un cumple que no podrás comparar a ninguno de los anteriores, pero hay que celebrar que estamos aquí, que seguimos vivos y con ganas de luchar, y no es moco de pavo. Además, es San Jorge, felicidades con mucho cariño a los que os llamáis Jorge, el Día de Castilla y León y, por supuesto,el Día del Libro. Tengo la suerte que el Día del Libro yo...¡Libro! Por eso puedo dedicarle este ratito al blog, porque otros días no pasar ni un minuto más frente a la pantalla del ordenador era cuestión de salud, ni más ni menos.
Cualquier otro 23 de abril, a esta hora, estaría con mi cita ineludible en los soportales de la Plaza Mayor, haciendo acopio de nuevas historias, observando portadas, hojeando y ojeando libros, paseando de puesto en puesto de cada una de esas librerías que no sé si "mañana" (cuando la tormenta pase) podrán continuar con el comercio abierto. Y empiezo por la Librería Villamayor, aunque no pone puesto allí, es la mía, la de mi barrio, la que tengo a un pie de mi casa, de esas en las que al dueño le pones cara y nombre, Rufino. Ojalá pueda abrir el negocio, me entristece ver la trapa bajada y los libros del escaparate tapados con un papel continuo. Desde luego que si lo hace, ojalá, allí estaré, porque creo que, los que podamos, tenemos que ayudar a las tiendas del barrio, al comercio de cercanía. Librería Víctor Jara (os debo una visita), Librería Cátedra, Librería Letras Corsarias, Librería Musarañas...
Disfrutar del Día del Libro en un marco tan maravilloso como la Plaza Mayor de Salamanca es un privilegio, para nosotros, lo "normal." Como otras mil cosas en esta pandemia, hasta que no se pierde la normalidad, no se valoran suficientemente todas esas cosas que siempre teníamos a nuestro alcance y podíamos disfrutar. Ahora nada es seguro. Me levanto cada mañana y sigo frotándome los ojos pero nada, no era un mal sueño, es una realidad, y si me pellizco lo noto, está pasando. Y como me encanta mirar hacia arriba, contemplar las nubes, escudriñar el cielo, hablar con las estrellas y alguna vez me quedo medio embobada mirando a la luna, comparto con vosotros un cuento infantil, se llama "Roberto el escultor de nubes."
Desde este domingo 26, salvo cambios de última hora, los cuales no descarto, los niños de 14 años o menos, podrán salir a la calle durante una hora al día, con sus restricciones, pero saldrán si así lo desean. Espero que esto no suponga un retroceso. Entiendo a los padres que sí vayan a salir con sus hijos esta hora diaria, porque ya notan que a los menores les está afectando, y necesitan ese tiempo de "recreo." Igualmente puedo comprender a los que decidan que no, que el peso del miedo es mayor que el deseo de salir a la calle, y van a continuar confinados en sus hogares. A partir del domingo ya veremos, confiemos en que esta medida sea para bien, y no nos salga cara a todos.
Deseo que paséis un feliz Día del Libro. Aunque no sea uno nuevo, siempre habrá alguno (o muchos) en casa que podáis leer o releer. Uno que os haga viajar, imaginar, volar, emocionaros, haceros pensar...Compartid esas historias con los que tenéis cerca. No hace falta salir de casa. Y todo eso que estamos repartiendo ahora, esas inquietudes que verbalizamos, las preocupaciones, problemas y miedos de las que hacemos partícipes a otros, el cariño, amor y alegría...Todo eso, ya habrá momento de compartirlo en persona y devolver, al menos una pequeña parte, de ese gigantesco apoyo recibido. La gratitud es uno de los sentimientos que me invaden, por todo lo que nos brindan muchas manos en esta etapa tan complicada. En serio, ánimo, ya no queda tanto, hemos superado cerca de un mes y medio. Un día más, un día menos.
Se hacia largo no leerte, nos haces adictos a leer el bolg. Feliz regreso, besos
ResponderEliminarJo Arturo, hace horas te respondí, y no sé por qué, compruebo ahora que no se publicó. GRACIAS. Bueno, en todo caso creo que no es una adicción mala ja ja ja. Aunque no pueda ser a diario, sí, estoy de vuelta. Besos.
Eliminar