El lunes no puse el contenido del audio que envío a mi gente en la entrada del blog porque no lo había grabado. Me gusta hacer cosas diferentes, por eso cogí el libro "Retahílas de cielo y tierra," de Gianni Rodari (editorial El barco de vapor). Se llama SUSPIROS:
"Diría, haría, querría..."
¡Qué educada letanía
es siempre el condicional!
No hay nada que suene mal
cuando, desde su sillón,
con cierta zalamería,
suspira y pide atención:
"Me escaparía a Samoa:
¿no creéis que está muy bien?
Aunque podría también
quedarme un tiempo en Lisboa..."
"Querría, me gustaría...
Volaría hasta la Luna
tratando de hacer fortuna.
Y vosotros, ¿no vendríais?
¡Qué divertido sería
merendar allí este invierno
columpiándonos de un cuerno...!"
"Querría, me gustaría...
¿Queréis saber lo que haría?
Escucharía algún disco.
Pero no...Mejor sería
tocar el piano de cola.
¿Decís que eso ya no mola?
Pues me dejáis hecho cisco;
me tendré que resignar...
Por cierto, no sé tocar."
"Tocaría si supiera,
desearía si pudiera,
comería magdalenas
si hubiera una en la alacena...
Siempre topo con un "sí."
La dichosa conjunción
es como una maldición
que solo me toca a mí."
Como veis esta retahíla es una cascada de verbos en condicional. Os invito a recurrir a él, al condicional, hasta que sepamos cuándo va a acabar el estado de alarma, o nos consolaremos con poder llevarlo de otra manera, cuando sigamos alerta pero con alguna concesión. Quiero que penséis en ello. Me encantaría que imaginaseis dónde os gustaría ir, a quién os gustaría ver, a qué personas querríais abrazar, qué viaje desearíais hacer... Qué olearíais, comeríais, observaríais, regalaríais, tocaríais, probaríais, aprenderíais...Mientras tanto, conjugad el presente: Yo quiero, amo, abrazo, beso, acaricio, tranquilizo, perdono, escucho, mimo, cuido, empatizo, olvido, apoyo, animo, ayudo, recuerdo, agradezco, aprendo...Cada uno que quite, añada o varíe lo que prefiera.
El martes pasó bien, bastante tranquilo, como es la tónica de la gran mayoría de los días. Sigo tirando cosas guardadas que ya no había un porqué para conservar, la verdad resulta liberador, es una sensación agradable ver el espacio que van dejando. Sí, aunque luego no tarde mucho en poner otros objetos en su lugar.
También he escuchado enteros dos discos, "La memoria de la piel", de Rosana y, después, "La cruz del mapa", de Manuel Carrasco. En unas horas más, a lo mejor opto por la radio, pero por alguna cadena musical, no quiero escuchar noticias del COVID-19, con el telediario de las tres e información difícil de esquivar en internet, tengo de sobra.
Estuve hablando por teléfono con una amiga, de esas con las que tenía un café pendiente desde "antes de," y con la que me apetecía mucho hablar. La vida da que sigue existiendo gente con un fondo tan bueno, personas como Merce, con las que da gusto haber coincidido. Hasta de los recuerdos más amargos, siempre puedes llevarte "cosas" buenas. Qué ganas de seguir intentando que el mundo sea un poquito más humano. No pierdo ni un ápice de esperanza al ver que personas como tú siguen luchando. ¡Qué grande eres!
Como esta noche, del 7 al 8, la luna era especial, la tercera "superluna" en lo que va de año, y la más grande, tenía que seleccionar un texto que casara con eso. Enseguida me vino a la cabeza una canción de Julián Bozzo y Rozalén, llamada "Ecos de su luz." A los que han recibido el audio no quise decirles los intérpretes ni el título de la canción, pero estoy segurísima que muchos sí habrán adivinado de cuál se trataba. Invité a observar la luna (los que tengan la suerte de poder verla desde vuestro hogar). El vídeo de la canción es este:
Su banda sonora es una delicia, y es de las pocas pelis que he visto dos veces en el cine...(¡Ay el cine, qué morriña!).
Y aquí seguiremos, pasando las horas lo mejor que podamos, y exprimiendo los momentos especiales de este confinamiento. Seguimos sin fecha para nada, pero creo que todo llega al que sabe esperar. Antes me ponía negrita hacer cola, ahora no. He aprendido a esperar, separada a más un metro (dos más bien) de los que me rodean, e incluso a agradecer la espera. Y en casa es igual, hay veces que tenemos ganas de algo pero ese algo no puede ser cuando queremos, pero la paciencia es la clave, o eso quiero pensar. Saber esperar, dos palabras mágicas.
Un día más, un día menos.
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