viernes, 20 de marzo de 2020

Agobio: CORONAVIRUS día 6

Me da hasta vergüenza el título de la entrada, porque seguramente no debería sentir agobio, pero lo digo tal cual me sentí ayer. Digo ayer porque así es técnicamente, pero solo llevamos tres horas del 20 de marzo.

Creo que es de recibo empezar dando las gracias a todos los que me habéis dicho algo ayer, ya fuera de viva voz o por "guasap," se agradece mucho tanto cariño, la paciencia...Ayer fue un día malo. Sin saber por qué me levanté con el cable cruzado, con la escopeta cargada como le decía a un amigo. Es de esos días que sientes que no te soportas a ti mismo, no sé si entendéis a lo que me refiero.

Y es muy probable que el agobio fuera empeorando a lo largo del día por el informativo de las tres, porque los datos no eran nada esperanzadores. Además tenía en la cabeza muchas cosas, personales o de mi gente más cercana, que para el caso son iguales, porque me preocupan ambas. A eso le añadimos lo del teletrabajo, opté por permanecer prudentemente callada durante todo el día, porque son demasiadas novedades en un visto y no visto. Fue un conjunto de cosas, al levantarte con el cable cruzado a medida que pasan las horas, es difícil ponerlo en su sitio. Todo lleva su tiempo. Pero ya, voy a pensar que hoy es un nuevo día y va a ser mejor. Intentaré afrontarlo con otro talante. Perdón a los que os he preocupado sin que me hubiera pasado "algo." ¿Quién se atreve a definir ese algo?

En la madrugada de ayer, finalmente sí empecé a dibujar, pero no acabé de colorearlo hasta hace un rato. Es un dibujo muy sencillo de pajaritos, y hace el cuarto de la serie COVID-19. No, no lo hago en plan broma, no quiero que se me olvide por qué hice esos dibujos, ni tampoco a las personas a las que se los regale cuando esto acabe, porque aunque cada vez vea un pelín más lejos el final del confinamiento, llegará el día en el que esto terminará. Soy tan ilusa que prefiero pensar en lo que estamos aprendiendo de esta situación. Me gustaría creer que aprenderemos la lección, tomaremos nota de nuestros fallos y no caeremos en ellos nuevamente. Ya, no me llaméis ilusa porque tenga una ilusión. En realidad, y afortunadamente aunque a veces parece que no las recuerde, tengo muchas. Y espero mantenerlas y ver cómo pasan de ilusión a realidad, bendita metamorfosis. Por eso en parte digo que en estos momentos me encuentro "en construcción."

Este es el dibujo con las pajarillos. 



Lo curioso del día es que tenía mil cosas que hacer, y absolutamente ninguna gana de hacer ninguna. Ya, los seres humanos somos así, o directamente, yo soy así. 

Como era el día del padre, a falta de regalos materiales, sí me metí en la cocina para hacer algo "rico, rico" je, je, como diría Arguiñano. No tenía ganas de innovar, tampoco hice un menú completo, pero según los que cataron la comida (mis padres), estaba todo muy rico (parece ser). También probé lo cocinado y lo mejor era la tarta de queso, no la desde hace demasiado tiempo, y nos supo a gloria. Sin duda alguna, un día del padre muy diferente.

Mandé tardísimo el audio de ayer, porque en mi tónica de día gris, tampoco había muchas ganas que digamos. Regresé a Defreds, y a su texto ABRAZOS:

El regalo más grande del mundo es un abrazo. Es la mejor forma que tienen las personas de demostrar que están ahí, que mientras esos brazos te rodeen, nada malo puede pasar. Uno fuerte y apretadndo puede parar durante unos instantes todas las guerras del mundo.
Un reencuentro y una despedida con abrazos. Unas lágrimas recogidas entre sus brazos. Un mal día con dos personas que se unen antes de dormir. El abrazo que estuvo a punto de suceder y nunca lo hizo. Del que todavía nos arrepentimos. Abrazos del final de la angustia. Del final de la carrera. Del final del miedo. Personas que sabes que cuando abrazan, aunque sea pocas veces, siempre lo hacen de verdad. El abrazo a tus padres. A tus amigos. El abrazo que es dice más que un beso.
Abrazar es una forma de vida. Y aunque creamos que no, no es lo mismo vivir sin abrazos. Ven.

La música de fondo era de la banda sonora de "Deseando amar", película de Wong Kar-Wai. Prometo seleccionar un texto para hoy que no incluya la palabra abrazo ni ninguna de su familia. A ver si lo logro...

El 20 de marzo no es un día cualquiera, hoy hace diez años Esther y mi primo David se casaron...Impresionante, ya una década. El caso es que me tengo recuerdos bastante frescos de la boda, y no me daba la sensación de haber llovido tanto. Solo desearos que celebréis al menos otros diez igual de felices que estáis ahora.

De momento sigamos aprendiendo la lección, me parece que vamos a tener tiempo de sobra para asimilarla o sí o sí. Cuando todo esto "pase", ya si eso nos paramos a analizar qué hicimos mal o cómo podíamos haber actuado mejor ante el COVID-19. Aunque reconozco mis errores y no me hace falta esperar. Ahora en la tele nos bombardean con el origen de este virus. Manda narices (por no decir otra cosa), lo indiferente que permanecía mientras hablaban del Coronavirus en China. Ni en mis peores pesadillas creía que llegaríamos a sufrirlo en España, y eso pasó en diciembre de 2019. No sé si decir que fui una ignorante o una ilusa, o las dos cosas.

De lo bueno voy a quedarme con los detalles del día, los gestos de solidaridad, la de personas dispuestas a tenderte una mano, el tiempo compartido con mis padres y mi hermano (pese a lo duro de estar entre cuatro paredes), y el cariño, toneladas de cariño que estoy sintiendo. A los que quieres, ante estas situaciones, te das cuenta que los quieres todavía más de lo que pensabas. Espero que nadie se haya asustado por lo de los abrazos, no voy a lanzarme a ningún cuello, pero os podéis ir olvidando de los besos por una temporada, al menos de los míos, si hay besos, irán bien acompañados por un buen abrazo, cálido, de los que reconfortan.

Por el contrario, aquellos que muestran indiferencia, me son más indiferentes todavía. Sigo sin querer estar en la vida de nadie que no me quiera en la suya. Puedo resultar tosca, en realidad es un ataque de sinceridad sin florituras.

Y hasta aquí la crónica de hoy del día de ayer, vaya asquito de jueves, este viernes tiene que ser mejor.

2 comentarios:

  1. Los abrazos,
    son fundirse dos personas en una
    son decir a una persona que compartes
    son quitar problemas a otra persona
    son sensibilidad.
    Pero ojo a los abrazos que llevan el cuchillo en la mano
    los abrazos de traición,
    esos mejor en cuarentena y
    nunca mejor dicho LEJOS

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  2. GRACIAS Arturo, qué ilusión que hayas comentado. DESDE LUEGO, los abrazos de traición a kilómetros, esos NO nos interesan. Los que van sin puñal...SÍ. Un abrazo (de los buenos je je)

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