miércoles, 18 de marzo de 2020

Cuando se pueda: CORONAVIRUS día 4

Cuando se pueda vamos a volver a abrazar a la gente como si no hubiera mañana, o sabiendo que lo hay, pero sin la certeza de saber qué nos deparará (a los hechos me remito). Y vamos a disfrutar de ese abrazo con todos los sentidos, del olor a la persona a la que abrazamos, de sentirla piel con piel, de notar cómo late su corazón, de ver cómo reacciona al abrazarnos, y sí, van a ser un gustazo esos abrazos guardados que tantas ganamos tenemos de dar (lo digo en plural porque no seré la única).

Cuando se pueda vamos a retomar nuestra vida "normal" y valorarla como nunca antes. Ayer observé desde la ventana cómo las escasísimas personas que van por la calle no suelen mirarse si quiera. Van mirando al suelo o a ninguna parte, cabizbajos, no estaría mal empezar a regalar sonrisas las pocas veces que pisemos las aceras de nuestras calles en este periodo complicadísimo. Y voy a valorar el contacto directo del día a día con todo el mundo mucho más, esas risas compartidas en la Sala de profesores durante los recreos, los deseos de pasar un buen fin de semana entre compañeros, las conversaciones breves en el pasillo, las anécdotas de cada jornada, las cosas de los niños, con esa espontaneidad que es sorprendente pero muy agradable (y su cariño); los cafés con mi gente, los paseos por el campo, ir de tiendas; el amor de mi familia sin distancias; los momentos compartidos con muchas personas...

Cuando se pueda, aunque tardemos, volveremos a levantarnos después del coste económico que toda esta situación supone. Algunos ya ven las consecuencias ahora, otros no, pero son conscientes de algo: llegarán.

Cuando se pueda vamos a ir viendo una a una a todas esas personas a las que les dijimos "tenemos que quedar" y lo hemos ido dejando, y vamos a encontrar huecos debajo de las piedras porque las queremos, y deseamos su presencia en nuestras vidas, sin excusas, Y me lo aplico, no voy a dejar que llegue el 2021 con ni una sola quedada pendiente.

Cuando se pueda vamos a hacer realidad esos planes en el aire que nos hacen ilusión y no nos hemos atrevido a que vean la luz, por miedo, inseguridad, por lo que sea.

Cuando se pueda vamos a hacernos el firme propósito de sonreír más y quejarnos menos, de escuchar mucho más que hablar, de esforzarnos por buscar un término medio en vez de enfrentamientos.

Cuando se pueda deseo, más bien quiero, que todo lo anterior sea algo de lo que poder hablar en presente (ni en condicional), y no caiga en saco roto.

Y habría más "cuando se pueda," pero no quiero saturar a nadie.

Ayer martes fue un día distinto, increíble teniendo en cuenta el confinamiento en casa. Cero salidas, ni la basura, ni el pan ni nada. Ni siquiera al rellano. De nuevo a las ocho de la tarde hemos salido a aplaudir a las terrazas, por todo el mundo, por no tirar la toalla, por hacerle ver al de enfrente que no está solo...Hay mil y un motivos para seguir haciéndolo.

En la madrugada del lunes al martes seguí con las tarjetas navideñas, hice tres y dos están "en proceso", por eso no pongo foto de ellas en la entrada.

Durante un arrebato de aburrimiento y energía contenida, di con un rotulador para cristales, y me lancé a los de mi terraza, a poner en letras mayúsculas, bien hermosas, las palabras QUÉDATE EN CASA (no sé si se aprecia bien en las imágenes). También h
ice fotos a los pichones de tórtolas, con el convencimiento que no tardando mucho, volarán a otro lugar, porque pasan ya mucho tiempo fuera del nido. Definitivamente, la vida sigue su curso, a otro ritmo, pero no se detiene.






Imágenes propiedad de Raquel Plaza Juan.
Acabé el libro "Soy lo que siento." Su autora es Pau Albert y es de la editorial Espasa es poesía.  Para mí es una historia sobre la vida de la autora, a cerca de sus sentimientos sobre muchas cosas, y cómo lo que siente puede hacer que nos identifiquemos con ella e incluso revolver algo en nuestro interior. No es un libro para todo el mundo, tal vez a muchos les resultara infumable o incomprensible. A mí me ha encantado.  Tenía varios fragmentos para compartir aquí, pero leo y releo y siempre elijo el mismo...Son solo algunas pinceladas, para haceros a la idea de lo que sale en el libro:

He decidido que tengo que cuidar a un corazón que aún lleva a otro cerca, que acaba de perder algo que le duele mucho, que lo recuerda porque aún respira muy cerca.
Nos obligamos a sacar a las personas de nuestra vida como si eso fuera lo que "toca" ahora mismo, como si no fuera importante sentir el vacío que dejan, lo que necesita nuestro cuerpo y corazón ahora mismo, el tiempo y cuidado que todo esto necesita.
Les pedimos demasiado. Que no sufran, que no lloren, que estén bien pronto, que no busquen nada fuera y mucho menos a esa persona, que se curen rápido y que olviden más rápido aún.
No nos damos cuenta del daño que nos provocamos aquí, la poca escucha y el poco amor que usamos con nosotros mismos/as. Nos pedimos lo imposible para intentar que esto pase rápido, que nadie se entere, que nada se note.
[…]
No se cura sacando a las personas de nuestra historia, se cura colocándolas donde sientes ahora que pueden estar. Es algo orgánico.
[…]

Estas palabras son solo un pequeño fragmento del libro, una parte que consiguió que se me saltaran las lágrimas. Solamente por eso, a la autora, si pudiera leerme, ya le diría un GRACIAS inmenso por haber escrito un libro así, con tanta delicadeza, con tantos matices, tan lleno de amor en cada página. Gracias, Pau, muchas gracias.

Y ya no recuerdo en qué momento del día, estuve viajando al pasado con la cabeza, transportándome a los lugares, situaciones concretas, compañías, estaciones...que aparecen en la friolera de 78 fotos que tengo en mi habitación. En marco de fotos solo dos, el resto decoran laterales de otros muebles, incluso por dentro. ¿Os sorprende? Me encanta hacer fotos, no es ninguna novedad. Y esas fotos me vinieron de perillas para sentirme más cerca de muchas personas. Estuve reviviendo recuerdos, momentos felices...No sé a vosotros, pero ahora esas imágenes son de gran ayuda. Como dato curioso (lo que hace el tiempo libre), 15 de esas fotografías están relacionadas, de una manera u otra, con mis dos etapas en Guijuelo. Para que luego haya gente que se extrañe de lo mucho que Guijuelo sale por mi boca. Natural, fueron, son y van a seguir siendo importantísimos para mí.

Las que tengo ahora las puse hace no mucho. Me gusta cambiarlas cada cierto tiempo para variar qué recuerdos voy refrescando. 

Y por tercer día, ayer martes mandé un audio a un grupito de personas muy importantes para mí. No es un poema, es un texto de Lola Ortiz, autora de la web de Facebook, es un blog personal, llamado "Un rincón maravilloso." Lo publicó recientemente, cuando estábamos ya en el ojo del huracán por el Covid-19.

Lo acompañé de la música de la Comunidad del anillo, dentro de la BSO de El señor de los anillos. Dice así:

Y ojalá no perdamos nunca el humor. Ni la sonrisa. Incluso si el mundo ahí fuera se está volviendo loco, incluso si todo está patas arriba. Ojalá la distancia solo nos una más, y lo que nos quiten ahora solo sea para que cuando lo volvamos a tener lo agarremos bien fuerte. Y lo valoremos de verdad. Ojalá no se acaben las risas, las necesitamos ahora más que nunca. Ojalá nos achuchemos bien fuerte cuando nos volvamos a encontrar. Y lo celebremos como se merece antes de lo esperado.

Para cerrar la entrada de hoy, no se me ha ocurrido nada mejor que compartir una imagen del brillante ilustrador 72 KILOS. Porque es verdad que esto está siendo catastrófico en muchos sentidos, pero también nos ha "regalado", aunque sea de una manera impuesta, algo que solía escasear en la vida de muchos de nosotros: TIEMPO.

Ya sabéis, un día más, un día menos. Que no decaiga el ánimo. 

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