viernes, 27 de marzo de 2020

Odisea online con los hipermercados: CORONAVIRUS día 13

No pienso poner nombres, porque no tengo ganas de hacerles publicidad, ni buena ni mala, a ninguno de ellos. Viendo que esto va para largo, y como hace unas horas me decía un amigo, a esto de estar en casita, no es que quede mucho, sino muchísimo, y ya intentamos reírnos, porque el humor debe ser uno de nuestros flotadores, 

Llevo tres días intentando, de manera infructuosa, hacer una compra, pero compara grande, que dure mínimo cuatro semanas (o más), por internet. El hipermercado 1, me sugiere, su página web vamos, al introducir mi código postal en la web, que vaya a comprar en persona, porque ahora hay mucha demanda del servicio de entrega a domicilio. Y para más guasa, me pone en la pantallita el horario que, dada la cercanía, conozco al dedillo.

Otro, digamos el 2, hace que me registre para poder hacer la compra virtual. Una vez que tengo todo en el carrito, sale la primera fecha de reparto disponible el 13 de abril, como me pareció una burrada, cerré la pestañita (grave error). Un día después entro nuevamente, resulta que ¡oh maravilla! me guardaron la cesta con los productos que ya tenía. Un día después, viendo que al final salimos en junio, la lista es más larga, continúo comprando...Parezco Caperucita paseando por el bosque (cestita en ristre), más feliz que una perdiz. Compruebo con la ayuda de mi padre que está todo. Le doy a continuar para "tramitar la compra", antes de pagar debo elegir qué día nos traen la compra (y la hora). Pensaba, lo logré, qué bien. Total, si un día antes era el 13 de abril, por muy mal que se haya puesto el 20 seguro que sí puede ser. Pero no, apareció el lobo. Y me dijo un Mensaje de administración: "En estos momentos no disponemos de horarios disponibles para poder atender su pedido. Disculpe las molestias ocasionadas." Y es lo que hay.

Sigo, en el 3, también me toca registrarme, y para mi alegría, lo primero que hacen es decirte la disponibilidad, diciéndote que elijas día y hora de entrega...¡Yupi! Cantando victoria veo que de esta forma, primero sé cuándo me lo traen y luego ya "lleno" el carrito. Abro el calendario y...¡Zas! Llamadme ilusa, del 27 al 3 todo completo, ni un hueco en los tramos de las 9 de la noche a las 20 hr. Pensé, Raquel, sin problemas, buscas otra fecha y listo...Ja, de eso nada. No puedes mirar más allá del 3 así que, adiós muy buenas.

Y el 4, es una relación de amor-odio. De entrada, tras registrarte bla, bla, bla, me aparece un lindo carrito azul intenso, diciendo que hay "lista de espera" para entrar al supermercado...Tócate los pies (bueno, dije otra cosa menos sutil). Y que en una hora, podré entrar. Total, todo el día en casa, ¿qué es una hora? El carrito azul intenso oscila de manera preocupante como María en la canción de Ricky Martín, tan pronto salen 35 minutos,  como que faltan 49. Alrededor de horas y media (o más) después, logro acceder al supermercado, cuando llevo el carrito con la mitad de las cosas que tenemos apuntadas en la lista, se bloquea todo y a tomar vientos, me han "echado" del súper, ya no aparece ni cesta de la compra ni naranjas de la China (perdón, dejemos a China en paz). Como soy más terca que una mula (cuando me pongo tozuda me pongo de verdad), no desisto y en distintos momentos de dos días distintos entro en la web del hiper 4, y hago larga cola con el carrito azul para ver si de una santa vez puedo acabar lo que estaba haciendo.

El orden de los hipermercados no altera el resultado, es un canto a la paciencia de cualquiera. Y no la he perdido porque escribo esta entrada desde el portátil. Si la hubiera perdido el portátil llevaría un rato en el Tormes (el río, no el Centro Comercial). Luego dirán que la gente sale de casa, pues habrá de todo, pero fácil lo que se dice fácil no están las cosas.

Eso sí, estoy fichada en todos los hipermercados de Salamanca, bueno, en casi todos, pero no me atrevo a probar en los dos que me quedan...

Releo lo escrito hasta este punto y me da la risa. Tenía que haber empezado un libro COVID-19, anécdotas de una cuarentena.

Además, antes de ayer y ayer fueron dos días intensos con el "Class Dojo," se acababan (en teoría) los plazos que había puesto para mandarme tareas que había pedido. Lo de corregir uno a uno es canela en rama. Entre los hipermercados y el "Class Dojo" (tiene un apodo, pero me lo reservo para la intimidad), mi espalda está como un acordeón. 

Hoy no pinto nada, al menos de madrugada. Ayer hice en un ratito el corazón para colgar dentro de unas horas en el balcón. Como quedaba un poco soso y por más que he dado vueltas por casa no tenía otra cartulina verde grande y me han faltado nombres (a los que dar las gracias), se me ocurrió aprovechar la gomaeva con purpurina sobrante para unos corazones. Ahí abajo están los dos. A ver si hay suerte y aguantan al menos todo el día sin sufrir ningún daño (viento, lluvia...a saber).




Me he acordado de mis alumnos del curso pasado, porque tengo unos cuantos enamorados de la purpurina, el brilli-brilli o como queráis llamarlo. Cuando hicimos la botella de la calma, si hubiera sido por algunos, habría echado botes completos de purpurina, porque siempre pedían un poquito más. Creo que ha llegado el momento de ir más allá, y hacer "la garrafa de la calma", ja, ja, ja.

Para no perder las buenas costumbres, en varios de los pocos momentos del día que no pasé frente a la pantalla del ordenador, me puse a buscar algún texto que me gustara para el audio de cada día. Grabé varias veces un cuento breve, que me trae muy buenos recuerdos. Pero como vi que necesito algo más de práctica para grabarlo del tirón, opté por un plan b). En realidad mi plan b) otros días ha sido el a). De nuevo Defreds, con "Ser valientes", de su libro Casi sin querer. Dice así:

Ser valiente es no avergonzarte de lo que te falta. Es muy fácil hablar de lo que se tiene, de cuánta gente está cerca, de cuando todo va bien.
Lo realmente importante es reconocer y decir sin tapujos y con valor lo que no tienes. Que algo va mal, que te han jodido y fallado. Ser fiel a ti mismo y jamás dejarte caer. Aunque no quede casi nada y no esté casi nadie.
Y aunque poca, queda gente así.

Esta vez no hubo música, como el texto no era extenso me parecía innecesaria. Pero no puedo vivir sin música, y como cada entrada desde el 13 de marzo es una crónica de este confinamiento, encierro, estado de alarma...Sin música no iba a dejaros. La canción pertenece a la banda sonora de la película "Requisitos para ser una persona normal," la apunto para acordarme de verla de nuevo "estos días."
Además de gustarme mucho la canción, el vídeo es un regalo para la vista. 

Y hasta aquí la crónica de ayer. A ver hoy qué sorpresas nos da.

Sabéis que tenemos que intentar ser fuertes, y cuanto más unidos estemos, mejor. Físicamente estaremos a mucho más de un metro y medio, pero los corazones se rozan, y eso se nota.

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