lunes, 30 de marzo de 2020

Escuchad: CORONAVIRUS días 15 y 16

ME ESCUCHAS
Parece una tontería, pero tú siempre me escuchas.
Me escuchas cuando te cuento todo lo que me pasa.
Yo noto que lo haces, aunque no digas nada, porque
muchas veces lo mejor que se puede hacer es estar ahí,
apoyando en silencio.

Porque no es que no quieras decir nada, es que no
sabes qué decir, no quieres cortarme con una frase
de ánimo como hace el resto del mundo.

Sé que estás ahí y con eso es suficiente. Porque cuando
algo duele es inevitable.

Y sabes que soltarlo todo es la mejor manera de volver
a empezar.

Me abrazas y veo que me entendiste.

(Defreds, de su libro INCONDICIONAL, Editorial Espasa)

Sí, Defreds otra vez, me repito como las lentejas, pero me encanta su manera de contar, sin grandes adornos, con mucha verdad. Lenguaje claro, directo, que no necesita de consultar diccionarios.

Ya lo había leído antes de elegirlo ayer, pero fue volver a encontrarme con él y no poder seguir pasando páginas, ¿para qué?

Qué importante es escuchar, siempre, desde luego. Pero en situaciones como las de ahora, mucho más. Sin excusas. Y os guste o no, quiero pediros que escuchéis a los que os rodean, os importan, os preocupan, os aportan...Porque ahora lo necesitan de una manera imperiosa, aunque tal vez no lo digan tan claro.

Yo tengo una suerte tremenda porque cuento con un grupito (da igual cuántos, para mí más que suficiente) de personas que siempre están dispuestas a escucharme, incluso cuando ellos mismos necesitan ser escuchados más que respirar. De hecho con una persona basta, no necesitamos más.

Seguramente estos días tengáis muchos momentos en los que os sintáis impotentes, con las manos atadas, como si no pudieseis decirle nada a alguien que tiene un ser querido con COVID-19 y que no se sabe si saldrá o no adelante. O que sin estar en ninguno de esos casos anteriores, siente miedo, angustia, ansiedad...Porque sí, porque la situación es muy dura y nos pone a prueba día tras día.

A veces la lógica y lo que vemos a nuestro alrededor, hacen pensar que la balanza se va a desnivelar hacia el lado que no queremos. Pese a eso, a que pinten bastos, os animo a no perder la esperanza, a no rendiros, a agarraros a un clavo ardiendo o a lo que haga falta, pero a confiar, hasta que no haya ni una sola posibilidad, por ínfima que sea, en que las cosas van a mejorar, a salir bien, y esa persona que tanto queréis podrá esquivar con éxito ese gran escollo en el camino. Y si la vida nos golpeara, pues ya lloraremos, patalearemos o lo que haga falta. Pero antes no, rendirse no debe ser una opción, sobre todo cuando queda tanto por vivir. 

Llevo ya unos días bastante aislada a nivel informativo. Y de vídeos que reenvían, con origen desconocido, sobre un "experto" que te cuenta no sé qué sobre el COVID-19, ni os lo imagináis, los ignoro directamente, sin ningún tipo de remordimiento y con algo de alivio incluso.

La mejor vía de comunicación para mí, son los míos. Ver cómo está cada uno de ellos, qué tal lo van llevando (cada cual con sus circunstancias) y a qué se exponen. Hay tantas historias como personas en el mundo y ninguna creo que sea exacta a la otra. Me parece que es la mejor manera de enriquecerse durante el confinamiento, comunicarse con los demás, nutrirse de esas historias individuales que nos ayudan a comprender un poquito mejor el mundo, y nos enseñan (o nos repiten la lección), que es muy fácil juzgar a alguien sin saber y que nunca, repito nunca, deberíamos hacerlo.

Algunos amigos comparten por una vía u otra las ilustraciones de mi querido 72 KILOS. No sé cómo lo hace pero siempre da en el clavo. Os dejo unos excelentes ejemplos de estos días:






Quedaos con el final, brindad palabras bonitas a todos los que creáis que necesitan recibirlas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario