martes, 17 de marzo de 2020

Estableciendo nuevas rutinas: CORONAVIRUS día 3

No llevamos "ná" (más lo que nos queda), y ya no sé si vamos por el tercer día o el vigésimo...Escribo las crónicas de estas jornadas tan anómalas a toro pasado y, como a mí me gusta, de madrugada. No tengo la presión del despertador a las seis de la mañana, aunque empiezo a añorar parte de mi rutina, esa precisamente no. Todo esto puede servirnos para darnos cuenta de la importancia de esos pequeñísimos detalles del día a día, que como siempre suelen estar ahí, no les damos la relevancia de que de verdad tienen.

Una de las cosas que peor llevo del encierro en sí, además de pasar prácticamente todo el día en mi casita, es la falta de piel, de contacto físico, de abrazar, besar, mimar, sentarte muy cerca de alguien para hablar...Sin dudarlo, por mi manera de ser, me está costando muchísimo. Lo de estar en casa va a ratos, disfruté de mi fugaz salida al supermercado, y de los cuatro copos de nieve (bendita nieve) que me cayeron encima mientras aguardaba mi turno en la cola para poder entrar. Estábamos unos de otros a más de dos metros, sin mediar palabra, esperando, sin alboroto, ni una sola voz más alta que otra, directamente, reinaba el silencio.

A la vuelta vi a unos amigos y vecinos, pero a una distancia de unos tres metros (aproximadamente), no era una quedada con amigos, pero sí ver qué tal lo llevan.

Entre las nuevas rutinas está limpiar y ordenar mi habitación concienzudamente, hasta el más mínimo detalle es importante y digno de ser analizad. Lo hago por fascículos adrede, no puedo acabar eso en un día y así tengo tarea asegurada para más tiempo. Continúo tirando papeles, es impresionante la de cosas inútiles acumuladas en ella. Y siempre encuentro "algo", que me hace viajar en el tiempo. Esta vez fue la hoja del calendario de Defreds de 2019, justo la del día de mi cumpleaños. Defreds puso una frase para cada día, y como soy mucho de esas cosas, el calendario me pegaba mucho. El 21 de agosto puso esto:

NO ENTIENDO DEMASIADO DE NADA, PERO HAGO SIEMPRE LAS COSAS DESDE EL CORAZÓN.

Me siento muy identificada con esas palabras, me hace gracia que justo él las colocara en la hoja del día de mi cumple. Es verdad que me confundo, sí, meto la pata, pero a lo mejor parte de la "culpa" es por eso, por mi "manía" de hacer las cosas desde el corazón. Aunque a veces duela, cueste...o me pase factura. No me sale actuar de una manera diferente, estaría perdiendo mi esencia, sería mucho menos yo.

También entre mis nuevas rutinas, desde antes de ayer (domingo) que me dio por ahí, lo de mandar una poesía a la gente que me apetece. Curiosamente hoy me respondieron muchas más personas. Y eso que no necesito una respuesta, es solo porque quiero hacerlo, sin más. Aunque no voy a negar que me hace ilusión que respondan, es una manera (la mía) de decirles, en verso, que he pensado en ellos.

El segundo poema elegido es de David Sadness, de su libro Serendipia. Se llama "Oscuridad iluminada." Estoy casi segura de habérselo leído a mis alumnos de Guijuelo del curso pasado.

Cuando crees 
que todo está perdido,
cuando ya no ves
la salida
al túnel sin fin,
entonces, ocurre ese milagro.
Y es que, por más tiempo
que pases perdido entre sombras,
no olvides
que siempre habrá alguien
esperándote
queriendo iluminar
la mayor de tus oscuridades.

A ver qué se me ocurre para esta tarde...Aunque tengo una idea de lo que me apetece enviar.

Por supuesto leer un rato (o dos, o tres...).

Y una novedad en mi rutina directamente relacionada con el COVID-19: salir a la terraza a aplaudir. Ayer lunes fue el primer día que nos hemos asomado los cuatro. Cada vez es un momento más emotivo, esos aplausos no son solo de reconocimiento y gratitud para los que están llevándose la peor parte, también una señal de unión, de hacerle saber a la gente del barrio que no está sola. Cada día me gusta más. Esta tarde, a las ocho, saldremos nuevamente a la terraza.

A lo anterior le añadimos la limpieza, a horas poco habituales, en este caso del cuarto de baño y el de aseo. Y de madrugada dos cosas, escribir en el blog y, anoche no dibujé, me dio por ponerme con las tarjetas navideñas. Las primeras son sencillitas. Tiempo tengo de ir haciéndolas más complicadas, aunque eso no es sinónimo de ser más bonitas (depende).





Lo demás más o menos lo natural, ducha, desayuno, comida, cena...¡Ah sí, cocinar algo! Y ya hoy, con instrucciones recibidas, poder ponerme a tope a mandar actividades/tareas para todos mis alumnos y áreas.

El "guasap" ha seguido pitando como un poseso, ya silencié (otro) grupo porque era un pitido constante. Hablar por teléfono y conversaciones por WhatssApp con mi gente, pero con más calma, porque a todos nos han dado la vuelta pineta a nuestra rutina habitual y hay que ir recolocándose. Qué ganas de abrazar de nuevo, de dar cariño, de no poner barreras en nuestra comunicación. Lamento repetirme como las lentejas...Acabo de dar en "El País" con algo llamado "Guía para superar el impacto emocional del coronavirus", escrito por Pilar Jericó. Os recomiendo encarecidamente que le echéis una ojeada.

Y eso ha sido todo, he intentado aislarme un poco de tanto bombardeo informativo sobre el tema, y centrarme más en sacar lo bueno de todo esto, y esperar pacientemente a que pase la "tormenta." Buenas madrugadas. Mañana más. Cambio de tercio.



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