domingo, 15 de marzo de 2020

Nuevos retos: CORONAVIRUS día 1

Y aquí estoy, en casa, mentalizándome de las muchas horas que pasaré en ella durante las próximas semanas (como mínimo). Antes de ayer, por fin, se confirmó en Castilla y León lo que ya todos sabíamos tras haber escuchado a Pedro Sánchez el jueves por la tarde...Me da la sensación que en mi comunidad autónoma siempre vamos dos pasos (o más) por detrás, y...¡Qué rabia!

Así las cosas, tendremos los centros educativos cerrados, espero que vacíos y, por lo visto esta noche, con gran parte de todo a nuestro alrededor paralizada. 

La verdad es que no tener clase durante un tiempo es una faena, para TODOS (mamás, papás, profesorado, alumnado, otros trabajadores de los colegios, institutos...). Pero ahora me acuerdo de todos aquellos que no van a poder parar de trabajar, por razones de causa mayor, porque estén en primera línea de fuego, el personal sanitario; policías, militares;autónomos; hombres y mujeres de los servicios de limpieza; conductores de autobuses, trenes, cercanías..., camioneros, repartidores,...y personal administrativo relacionado con estas empresas que no tenga la opción de trabajo telemático; cajeros, reponedores y todas las personas que trabajan en supermercados o tiendas de alimentación; farmacéuticos...Es muy bonito eso de hablar de "teletrabajo" pero...si se puede claro. Y hay veces que por más que nos empeñemos, no se puede.

En mi caso, y en el de muchos otros docentes castellano leoneses, el lunes no tendremos que ir al cole, pero por lo que he leído en las distintas instrucciones, la patata caliente de cómo organizarse recae en los equipos directivos de cada centro. Todo mi ánimo y reconocimiento para ellos, ante una papeleta complicada. Confío en que todos, ellos incluidos, podamos trabajar desde casa, si no es el lunes, desde el martes.

A mis alumnos les he insistido que no son unas vacaciones, ni para ellos ni para nosotros. He intentado concienciarles de la importancia de respetar lo que digan las autoridades. Sé que muchos padres van a tener que hacer malabares para compaginar trabajo y poder pasar más tiempo con sus hijos, que no dejan de ser niños, con ganas de salir a jugar, quedar con los amigos...

Mentalmente tengo ya pensado qué voy a hacer con mi tiempo. Lo primero las obligaciones, de asignar tareas y estar en contacto, supongo que vía "email" corporativo y/o alguna plataforma, con mi alumnado y sus familias. Lo segundo, aprovechar esas horas de más en casa para poner más orden en mi vida. Orden en sentido literal, emprenderé lo que denomino la "operación zafarrancho", alternando tareas arduas y poco agradecidas (por ejemplo colocar armarios) con otras que me mantengan activa e ilusionada (aquí se me ocurren mil cosas). Entre esa larga lista estará dibujar, ver películas o series en versión original, escuchar música, por supuesto leer, comenzar alguna manualidad que me apetezca aunque no sea la fecha y, lo más importante, cuidar a los míos. A los cercanos lo tengo más fácil, porque convivo con ellos, pero a todas esas personas a las que ahora tengo muchas ganas de besar y/o abrazar y no puedo (no debo), les mando de manera virtual todo mi cariño. Qué ganas de abrazar y besar a los que quiero, y eso que esto acaba de comenzar. 

Confío en que mi teléfono resista (no está para muchas), porque por supuesto va a echar humo, siendo la mejor manera de hablar con los que quiero, me preocupan...

Hablando de querer, como bien señalé antes, tendré más tiempo para leer, y ya he empezado una de las lecturas (me da que me la ventilaré en un tris, consecuencias lógicas de las horas de encierro). Se llama "Así es la vida", el autor es Tomi Ungerer (editorial Blackie Books). Es mi más reciente adquisición, en la librería Antígona de Zaragoza. Hay que reconocer que el título viene "ni pintao" al momento en el que estamos. Es un libro con respuestas filosóficas y divertidas a preguntas de niñas y niños. Os dejo un ejemplo, podéis encontrarlo en la página 48:

¿Cómo sabes si alguien te quiere? 
Emma, 6 años.

En general, es algo que se manifiesta en la ternura. Basta con observar cómo los animales les hacen arrumacos a sus crías para comprender qué es el amor.

El problema es que muchos padres y amigos son "introvertidos", es decir, que no consiguen expresar sus sentimientos, a menudo por timidez.

Es en los momentos en los que tenemos problemas, sufrimientos, enfermedades, tormentas y fracasos, cuando se dejan ver con toda su fuerza la comprensión y la compasión.

¿Cómo saber si te aman? Se nota por instinto. Si no es así, lo mejor es ir a buscar el amor en otra parte.  O está ya ahí, contigo, o te está esperando.


Pues eso, el momento actual es un ejemplo de tormenta, quizá una sacudida sea más preciso. Pero quiero pensar que de esta crisis también sacaremos algo positivo. A mí me ayuda a valorar todavía más la importancia de la "normalidad", y de poder demostrar a los que ocupan un pedacito de nuestro corazón y parte de nuestra vida, lo mucho que nos importan. Y no pasa nada, van a seguir ahí después del Covid-19.

Toca poner a trabajar el ingenio, armarse de paciencia y disfrutar de un tiempo que a veces añoramos no tener. Cuidaos.

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